Juega al juego del amor con un tramposo y tendrás asegurado perder la partida.
Tú, siempre dueña y señora de tus juegos, tú que presumias de decir cuándo, cómo y porqué.
Si tú, tu misma, has caido víctima de tus propias reglas enamorandote de él.
Y ahora tu juegas a su juego, sigues sus reglas y te sientes increiblemente estúpida porque esta vez tú juegas en el bando perdedor.
Y él hace y deshace cuando quiere, él juega a ser la víctima, juega al juego de "tu hiciste..." haciendote sentir como la última mierda que existe y él siempre sale victorioso con ese historial suyo impecable.
Y cuando comprenderá que sus cartas, rodando en desventaja, jamás lograron igualar el juego sucio de la vieja dama...
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