viernes, 28 de agosto de 2009

LA REINA DE LOS CONTRASTES


Ella era ella. Llena de contrastes, de contradicciones, llena de dudas y de certezas...

No destacaba en nada, era simple y no buscaba llamar la atención. Sin embargo cualquiera que la conociera jamás la describiría como una persona cualquiera.

Era una persona llena de vida y enamorada de cualquier instante del tiempo en el que se perdiera. Pero a veces solía desencantarse de la vida y perder el interes por cualquier cosa.

Era alegre y feliz pese a no tener ninguna razón en concreto para serlo, simplemente lo era y eso era lo que la hacía brillar de entre todas las demás. Sin embargo a veces su mirada era triste sin razón, sin necesidad de ser un mal día.

Era sociable, le gustaba hablar y conocer gente; pese a todo jamás se olvidaba de los que siempre había estado ahí y solía callar lo que sentía con mucha asiduidad.

Era de sonrisa fácil y cualquier cosa le bastaba para regalar la mejor de sus sonrisas, pero de ve en cuando comenzaba a llorar sin razones, simplemente porque sí y no hacía nada para ocultarlo.

A menudo creía firmemente en algo y al rato le asaltaban las dudas y todo se le desmoronaba.
A veces era demasiado dulce, otras un poco agría de más. Tan pronto podía estar diciendo cosas preciosas como mandandote al mismisimo infierno.

Solía decir las cosas cómo las pensaba y no solia pensar en el daño que pudieran hacer, sin embargo a veces callaba cosas temiendo que alguien pudiera enfadarse.

Era fuerte, extremadamente fuerte de caracter y solía mantener la compostura, sin embargo a veces podías no reconocerla cuando se transformaba en ese alguien totalmente diferente, que era debil y sucumbía a los placeres del momento.

Era una persona coherente, inteligente y sumamente cuidadosa, pese a ello a veces parecía tonta, absolutamente estúpida y descuidada.

Podía ser madura y a veces hablaba como si su edad fuera el doble aunque a veces era infantil, cabezota y se comportaba como si tuviera 5 años.

Tenía una mirada risueña y divertida, resuelta y decidida, dulce pero atrevida, y cuando sonreía la alegría le llegaba a los ojos. Su nariz era redonda y cuando sonreía parecía un cerdito.
Su boca era firme y dulce, siempre dispuesta a reír y su comisura derecha era refugio de una carcajada. Tenía el pelo castaño claro con pequeños reflejos que se semejaban al color de los rayos del sol, y acostumbraba a llevarlo suelto. Tenía el flequillo, que ella misma se había cortado, hacía un lado y era irregular, algo que tan solo una persona segura de si misma como ella se atrevería a llevar.
No era ni muy alta ni muy baja, ni gorda ni extremadamente delgada.... ella era así, un conjunto de cosas que nunca nadie se atrevería a juntar pero que sin embargo encajaban a la perfección.

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