miércoles, 2 de septiembre de 2009

Fin de la partida


Y entonces el tiempo se detiene.
Cruzo la calle y me dirijo hacía tí esquivando a toda esa gente congelada en el tiempo.
Llego a donde tú estás y siento que la humedad inunda mis ojos, siento que me tiemblan las piernas, que la voz se me queda helada al fondo de la garganta y que casi no distingo tu cara.
Entonces me limpio las lagrimas y respiro hondo...poso mi mano en tu mejilla, acariciandotela como hace tiempo que no hago. Miro tus ojos, de ese color tan especial, que brillan como si fueran luceros.
Y te abrazo...te abrazo fuerte, porqe necesitaba ese abrazo, sentir tu olor, tocarte de nuevo.
Entonces, mientras te abrazo te susurro al oido "te amo" rescatando ese último hilo de voz de lo más hondo de mi garganta. Me separo tan siquiera un poco y te beso. Beso tus labios, tan sólo un breve roce con los míos.
Me doy la vuelta y camino con renuncia, volviendo a poner esa distancia de seguridad entre ambos.
Me coloco en donde estaba antes de que el tiempo se parara, y de repente, la vida sigue su camino.

Y yo te miro, veo cómo subes aquellas escaleras de tu nuevo colegio, veo cómo ríes.
Entonces, te das la vuelta y te tocas los labios mirandome directamente a los ojos... me doy la vuelta y comienzo a caminar... sin mirar atrás. Sin mirar lo que perdí, lo que no es mío, sin mirar lo que tenía y ya no tengo.

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