domingo, 3 de julio de 2011

El dragón que tenía tatuado en su hombro derecho hizo que el verano llegara antes de lo previsto y me pillo todavía con la ropa de invierno. Sonrió sacándose el recogido y su pelo  ondulado cayó salvaje sobre su espalda jugando a las aventuras amorosas con sus omoplatos y haciendo que hasta mi piel tuviera envidia. Luego miró fugazmente el reloj y me enseñó los dientes con tanto descaro que hasta la hora se volvió loca. Apagó la luz con la yema de su dedo indice y noté sus pies andando sobre la madera, luego el colchón se hundió por la derecha y caí preso de sus labios y de unas manos que no aceptaban obstáculos entre su piel y la mía.
Ahogo su aliento en mi carne, rasgó poco a poco mi espalda con sus uñas, y mientras el sonido de su orgasmo crecia con tanta intensidad que apenas tenía sentido del espacio, susurró mi nombre con su dulce, dulcísima, boca.
Luego, con el espíritu ya relajado, mordió mi barbilla y me besó con esa timidez que hacía que se me destemplara hasta el alma. Y ví sus ojos oscuros, mucho más que la oscuridad que reinaba en el aire, mirándome como nunca antes viera mirar a un ser humano.

4 comentarios:

Paul Scourgen dijo...

porqué cada vez que termino de leer algo que escribes sonrío como un bobo?? jajjajaja
sencillamente perfecto :)

Larouge dijo...

es porque eres boboo...jjajaja so sexi in your photography!!!

SMSC dijo...

Increible como escribes Laura. Y sé que siempre te digo lo mismo, pero es que siempre me dejas sin palabras :$
Aunque tengo que reconocerte que de este texto, me he enamorado de ese primer párrafo, no puedo evitar leerlo de nuevo :)
PD: Meencantan las fotos que siempre pones :$

Siento Luego Existo*~ dijo...

Me encanta tu blog & más la manera en la qe expresas las entradas.
(:
Un beso♥