Me presento dura y fría como el mármol aunque sé que sabes que sólo es fachada y un montón de respiraciónes cortadas de raíz, pero aún así me gusta jugarte al despiste, bailarte arítmicamente al ritmo de sabedios qué ruido que tengo metido entre ceja y ceja. Que todo esto me recuerda a canciones, y no sé si cantártelas o callarme las ganas que tengo de sentirme así de bien siempre.
He vivido tanto tiempo a fuego que creo que estoy en llamas, que tengo listas de equivocaciones más largas que  las de la compra, más sueños de los que por derecho me tocaban, y, posiblemente, más espinas que cualquier rosa.
Supongo que ya me tocaba por derecho o deber esto, y que echarle un puñado de tierra a este sin-pies-ni-cabeza ha sido lo mejor que podría haber hecho, porque de volar tan alto una se cansa y no se da cuenta, claro, hasta que acaba posándose en plantas carnivoras que sólo quieren quitarle las pocas ganas que le quedan de volver a ser una misma.
Igual es irónico posar tus sueños en alguien que vive en la dura realidad de lunes a jueves y que luego se toma un fin de semana largo para lamerse las heridas o liarse un porro; pero creo que si juntamos mi magia con tu largo día-a-día igual  nos nace un puñadito de fantasía, y si no siempre puedo sumarle una más al destino y decirle que me ha vuelto a ganar a las damas, y a esos principes que nunca son azules y a veces ni tan siquiera principes.
No me quedan muchas esperanzas, ni ganas, pero me quedan intentos y reglas, y algunos días pitillos que fumarme asomada al mundo.


He de decirte que soy de gatillo fácil pero voy con el seguro puesto, y que si me das una buena razón no te volaré la tapa de los seXos.