Te voy a contar el secreto de mis hoyuelos, que no es otro que dilatar cuanto puedas las cosas serias, como esa arruga que te crece en el rostro cuando me doi la vuelta en la cama , esa que yo digo que te acabará matando de viejo a los treinta y pocos.
Recuerdo lo primero que dijiste, ese "A mi me gustan las chicas frágiles" y esa fugaz frase que solté como una palabrota..."Pues vamos jodidos"; y sabes, al final fue verdad, jodidos estamos, y también contentos de estarlo, no un poco, si no a lo grande; estamos jodidísimos, amor, y no sabes cómo me gusta.
Sabes? Nunca supe nada de música, suspendí todos los exámenes de flauta que me hicieron de pequeña, y de ritmo,de ritmo sólo el cardíaco, y a veces ni ese; pero si supiera de música te diría que me va el corazón a un compás de cuatro por cuatro...vamos, que hoy estoy de oferta, sobretodo si se tercia tumbarme en la cama y acabar con agujetas de tanto arquear la espalda contigo encima y dentro, pero siempre fuera de leyes.
Anoche me gusto que te dejaras enrredar en mis manías y en las telas de araña que tejo de dos a cuatro para mantener el mundo a raya, las agujas quietas y el tic tac parado. Y me gusto eso de "Por ti iría al infierno nena", que quedó en el aire, y yo pensando "vaya mierda de promesa cariño, ahí va a acabar hasta el apuntador". Pero bueno, aún así me gusto escucharlo, no le quitemos mérito a las cosas que sabemos, porque la repetición, lo admitan o no, a veces está cojonuda.

Y por último, ya con la boquita pequeña y los ojos cansados, decirte, que estar contigo de noche es como soñar cosas bonitas y no despertarse para desayunar, porque te tengo a ti al lado, que eres mucho más que comestible que un tazón de cereales.