miércoles, 15 de febrero de 2012

Olivia miraba risueña su taza de café, casi avergonzada, escondida entre las vueltas de su bufanda. Él la miraba buscando sus ojos y encontrando en su lugar pequeñas sonrisas tímidas. Había algo en ella que le hacía ver que todo podía ser diferente por una vez, como si volviera a ser la primera de todas. Así lo dijo él en alto y fue entonces cuando todo empezó a volverse más y más claro.
Así que esto, se dijo Olivia, es un principio de los de verdad, de los que no necesitan probar al otro para quedárselo, ni rogar atención, ni ponerse una puta coraza para que cuando te jodan no duela tanto; así que esto es un principio de los de manos tapando los ojos, de los de "tu tírate que yo te agarro", de los que da igual si tienen final, de los que podrás decir siempre un "no me arrepiento de nada".
Y sí, es un principio, y sabe a no estar acostumbrado.

Todas las historias aquí dónde yo vivo son historias de lluvia en los charcos, cristales cubiertos de vaho y un sin fin de veranos que vamos retrasando.
Podría decir que algunas son historias felices, con finales de cuento, de esas de chico conoce a su media naranja, se enamoran y son felices sin importar nada más que el amor que se profesan...el caso es que yo no creo en ese tipo de historias, porque en nuestra humanidad, o simplemente a causa de ella, los humanos no somos capaces de crear mecanismos perfectos, totalmente a prueba de fallos, quizás la razón principal es que nosotros tampoco somos maquinas perfectas. Otra de las razones, si es que hay que dar una segunda, viene de la experiencia personal; he amado con cada parte de mi ser a otra persona y he comprobado que sólo eso no es suficiente.
Por todo esto creo que debemos aprender a entender cada historia que vivimos en nuestra vida como un regalo, algo que nos aporta cierta cosa que nos faltaba o nos prepara para que mañana sepamos actuar frente a determinada situación. Aprender a vivir lo que llega como llegue, aprender a quererlo, hacer que crezca y crecer tu también con ello, y por último dejarlo marchar cuando ves que ese ya no es su sitio, o que ya no es el tuyo.
La vida son cambios, uno tras otro, cada vez más rápidos, cada vez más confusos, y lo cierto es que por mucho que preguntes sólo tú tienes la respuesta, una respuesta que cuando encuentres ya no servirá para nada, porque todo lo que te rodeaba habrá cambiado de nuevo. No malgastes la gran mayoría de tu vida pensando cual será tu siguiente elección, porque no hay elecciones buenas o malas, sólo existe lo que eliges y lo que no, no hay más, nadie te pedirá nunca cuenta de lo que has hecho, sólo tú vas a cargar con ello, porque algún día tú serás todas las piedras con las que has tropezado.
Y hasta aquí la reflexión...


3 comentarios:

Pablo Galván dijo...

Coincido. Cada uno es el capitán de su propia vida, y debe vivirla en función de lo que él decida, sin rendir cuentas a nadie, más que a él mismo. Saludos! ;)

Noelia dijo...

Esta claro que no somos perfecto, además me atrevería a decir que somos lo mas imperfecto que existe en este mundo, pero creo que hay esta la magia en nuestras relaciones, ya que a pesar de juntarse dos personas imperfecta, se puede construir un nosotros casi perfecto ;)
Una gran reflexión y estoy de acuerdo con todo lo que dices, así que nada que objetar, simplemente una vez mas una gran entrada ;)

SMSC dijo...

Me encanta como escribes Laura, como te expresas. Estoy de acuerdo contigo, todo el mundo tenemos fallos y hay que respetarlo y saber valorar cada historia como se merece :)