Llevo noches acostándome con la vida y es muy puta.

Escribirte a ti, pero de qué manera, con qué fin, y una lista de preguntas con las que te abofetearía para decirte con los ojos llenos de amor todavía que ojalá pudiera no volver a mirar a atrás e irme de estas cuatro paredes de aire viciado por promesas que ya sé que nunca vas a cumplir.

Preguntarme si soy tu chica de reserva mientras no encuentras otra cosa a la que follarte los fines de semana y saber antes de terminar de decírmelo que soy mucho menos que eso porque tu antes me querías, y eso duele.

Utilizar a los tíos, que me llamen mujer del siglo veintiuno y que me den ganas de escupirles a todos en la boca por aplaudir este roce de cuerpos sin más destino que la estación del casi orgasmo, plataforma no te quedes a dormir, andén te llamaré algún día de estos como mentira universal.
¿Qué os ha pasado? ¿Olvidasteis lo que era el amor o nunca lo supisteis? Porque yo he estado enamorada dos veces y hay días en los que todavía lloro por no poder darle mi amor a alguien de formas mucho mejores que aquellas.

Me quedan grandes estos tacones de femme fatale que me ponen los que no me conocen y que a veces me calzo para sentirme un poco menos sola aunque más vacía, y lo peor de todo es que cuando andas mucho con ellos te acaban doliendo las piernas y los pies, y yo sé que es porque lo único que quiero calzarme en este mundo es al tío que ahora está en una cena de trabajo y que hace meses me llamaba para darme las buenas noches.

¿Y os cuento otra cosa? No tengo razones normales para explicaros que quiera pasarme la vida con él, y hay muchos más contras que pros en esta historia, pero aprendí que vale más una vida discutiendo con él que muchas de besos con bocas que no sean la suya.


Y si aún no lo sabes, la vida que es muy puta y se pasa por la cama de todos ya te lo enseñará.