Su historia es la de la chica a la que le regalé un vestido escotado y lo cambió por un suéter de cuello vuelto tan flojo que ella decía que todo cuanto le importaba cabía dentro.
Ese día rompió con la realidad y nos hizo a todos ficción imaginándonos sus curvas de fórmula uno, muchas más que las de la carretera a Cedeira, que ya es decir mucho.
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