jueves, 17 de septiembre de 2015

Yo estaba buscando pero fue él el que me encontró. Y nos miramos, y la magia no surgió en un instante como dicen en los cuentos; la magia sólo fue cuando le ganó todo el espacio al miedo a sufrir.
Y sucedió, sucedió como suceden todas esas cosas que queremos que vayan despacio, es decir, a lo bestia. Nos creamos de la nada en tan poco tiempo que a veces escucho a mi madre decir que hacer las cosas a prisa es hacerlas mal; pero nos siento bien, como si en nuestra infinita imperfección, fuéramos increíblemente perfectos.
Y me enamoré de él, me enamoré de cada una de las cosas que me sacaban de quicio, de cada cosa que no me gustaba, de cada parte suya que no entendía.
Acabó, aunque nunca hemos tenido un punto final, aunque nunca dejamos de cogernos de la mano fuerte, aunque nunca cumplimos la promesa de irnos, pero acabó. Porque es lo que dicen todos, aunque yo no sepa sentirlo así, aunque yo no sea capaz de creerlo y aunque él siga cogiendo mi mano de la misma manera de antes.
Ayer miré en sus ojos marrones, eses que me quitan más el sueño que el café y me dan más fuerzas que nada de lo que yo hubiera probado antes, y yo vi amor, y lo llamé amor, y le llamé mi amor. Y él sonrió como siempre, y yo lo hice como nunca.
No podéis entenderlo si nunca habéis perdido durante cuatro meses a la misma persona, si no habéis perdido la esperanza, la dignidad y las ganas, para luego encontrarlas en las mismas manos.
De un polvo nacimos y un día en polvo nos convertiremos, pero mi último polvo quiero que sea contigo. Y a eso lo llamo amor, y a ti te llamo mi amor.

2 comentarios:

Noelia dijo...

Y es que si hay algo que no entiende de comprensión es el AMOR, pues este no nace para ser pensado o entendido, si no que lo hace para ser latido, sentido y vivido.

la ninfa inconstante dijo...

Llevo años siguiéndote en el blog y ha habido veces que me has dado respuestas con sólo leerte, y me has salvado.
Muchas gracias, no dejes de escribir.
(@Srta_Q)