viernes, 18 de noviembre de 2016

Hola cariño, te estoy pensando fuerte pero se que estás ocupado. Quería contarte que hoy tomé algo con mi amigo César e intentando explicarle por qué tenía que ser feliz me he puesto feliz yo. Una de las razones eres tú y esos ojos que nunca tienen reproches que hacerme aunque a veces los merezca.
Quería decirte que aunque yo ya era feliz antes de que llegases tú le has dado volumen a esa felicidad y mis amigos ingenieros están diseñando una curva que pueda parecerse a mi sonrisa desde que tú me la dibujas. Le hemos puesto corazón, ganas y manos a esto y qué bonito nos está quedando, aunque ahora te eche de menos fuerte y no pueda ponerle manos a todos los mimos que te tengo reservados.
Me parece increíble que ya sepas leerme tan bien, tú que disfrutas tanto de la lectura pero lees tan poco, y que conozcas cada gesto como si llevaras toda la vida intentando entenderme. Las matemáticas no eran más fáciles pero seguro que tampoco eran tan divertidas como yo cuando te pongo pucheros para que hagas café por las mañanas.
Estoy segura que nadie te ha pedido el número tantas veces como yo desde que estamos juntos, porque nadie es tan bobo como para pedir mil veces algo que ya tiene sólo por ver tu sonrisa de festivo.
Espero que sepas que voy a seguir dándote gracias por todas esas cosas por las que hay que darlas pero nunca se dan, y voy a hacerlo para que sepas que sigues siendo un sobresaliente en un mundo de aprobados raspados.
Y ahora sigue con tus amigos pasándotelo bien porque lo mereces que yo te voy a seguir pensando un rato.

No hay comentarios: