domingo, 17 de enero de 2010

Sueño en la mañana



Ella estaba allí, en la azotea de aquel rascacielos.
Era una noche oscura del mes de noviembre y el viento la zarandeaba con fuerza, a lo lejos se perdían las miles de luces de la gran ciudad, la gente apenas era un borrón a lo lejos y ella, allí plantada fumaba nerviosamente un LM.
Tenía la tez clara y el pelo rubio,ojos verdes y era de complexión delgada. Llevaba una falda de tiro alto azul marino y una blusa blanca sometida por dentro, un gabardina roja y unos tacones azul marino. Temblaba por el frío y taconeaba involuntariamente con uno de sus pies. Tenía al rededor de los 35 pero era una mujer hermosa, de cara dulce pero mirada agresiva.


Detrás de ella, una pirámide de cristal iluminaba la escena y bajo sus pies, la biblioteca municipal se encontraba llena de gente estudiando para los últimos exámenes.
Entonces se abrió la puerta de la guardilla y entro un hombre vestido con chandal que llevaba debajo de un brazo un maletín. Era alto y delgado, y se notaba que no llegaba a los 20 pues sus ojos azules y sus expresión dulce eran las de un ser despreocupado. Él se acercó deprisa a ella, dando grandes zancadas, cuando de repente ella le propinó un sonoro bofetón.

-Auuu! Qué coño haces?
- Llegas tarde, sabes que odio que lleguen tarde.
-Lo siento, pero no pude llegar antes, estaba terminándolo.

De pronto otro bofetón rompió la calma que reinaba.


-Joder! Qué coño te pasa hoy?
- También odio que me mientan! Sé que estabas con la niñata esa.
- Y a ti que coño te importa? Aquí tienes los documentos, lo que yo haga con mi tiempo libre no te incumbe.

Era una buena pregunta y ella no supo que más decir. Entonces ella le da la espalda,mira a lo lejos mientras acaba el cigarrillo.

-Puedes irte. Te haré llegar el dinero.

Entonces él se va, cruza con pasos apresurados la azotea y desaparece por el hueco de las escaleras. Y ella se queda allí, parada, en el borde del edificio...


-Porque me iba a importar?- dice en alto, como si alguien le fuera a gritar la respuesta.


Él baja las escaleras de la biblioteca y llega hasta su moto, se toca la mejilla. Le ha propinado dos buenos tortazos. Ríe divertido de aquel ataque de celos. Se pone el casco y conduce a toda velocidad con sus nueva Harley.



El otro día mientras estaba en clase a primera hora de la mañana, mirando por la ventana, abstraida, me fije en la piramide que había encima de la biblioteca de mi ciudad. La historia nació sola y anoté estas palabras... Luego me dispuse a atender a clase pero estaba intrigada en cómo acabaría la historia. Hoy comparto con vosotros este fragmento, intentaré darle un principio y un final =)

1 comentario:

L dijo...

me gusta, quiero saber más :)