domingo, 22 de agosto de 2010


Se disponía a salir de clase hacia el recreo después de aquel rollo de clase de castellano. Es cierto, había estado toda la hora ausente, pensando en otras cosas y mirando por la ventana hacia el patio, algo que había cobrado especial interes hacía relativamente poco.
Entonces lo vío y él le corto el paso poniéndose entre la salida y ella. La conversación fue vaga, pero el intercambio de miradas, el empeño de él por aproximarse cada vez más y más, era lo que marcaba realmente el ritmo de aquella conversación muda. Odiaba hablar con él porque se sentía fatal cuando descubría que las palabras de ese desconocido podían despertar sentimientos en ella. Resolvió sobreponerse a sus ganas de dejarle hacer, de dejarse llevar; eso no podía ocurrir, no así, no de esa manera y en ese momento.
Logró escaparse cuando sonó el timbre, pero mientras caminaba hacia la próxima aula sólo pudo sentir ausencia, vacio y ganas, ganas de repetir ese momento.

3 comentarios:

L dijo...

Es bonito. Me repito, lo sabes.
Tenemos que hablar, cuando quieras ya sabes que hacer.

Renata dijo...

Hay tantos momentos que nos gustaría repetirlos...
Un besito!

Julia dijo...

Gracias por pasarte por mi blog!
Es cierto que muchas veces nos alimentamos de ilusiones, supongo que tiene su punto bonito...
Por cierto me encantan las fotos que vas poniendo tanto en las entradas como la que tienes de título.=)
Te sigo ;)