martes, 7 de septiembre de 2010


Salió de la peluquería con la extraña sensación de que era otra persona, como si los problemas y los malos rollos se fueran al cubo de la basura con aquellos veinte centímetros de su larga melena.
Caminó risueña por todo la ciudad y llegó a su casa, dónde tenía exactamente 30 minutos para vestirse y maquillarse. Escogió un mono negro flojo, sin mangas, sin complejos; también unos tacones negros de tiras cruzadas y por último, un sombrero gris estilo elpadrino, que colocó de lado sobre su cabeza. Maquillaje cargado en los ojos con un cool de color negro azabache y el resto de la cara sin tocar apenas.
Y salió de casa así, entre risueña y feliz.

A eso de las dos de la madrugada decidió salir de la discoteca, muerta de calor y con ganas de aclarar la garganta con un poco de tequila. Caminaba decidida cuando se encontró con él. La mirada de él la escrutó de arriba a abajo, sin piedad, para finalmente dispararle una bala con su voz.

-Te queda mal, estás muy fea.- le dijo
-Me alegra no gustarte.-dijo ella sonriéndole divertida. Parece que la bala no llegó a su destino.
-No me hagas reír. Sabes que no me gustan las chicas con el pelo corto, aunque he de admitir que con esa ropa y ese gorro tienes un puntazo, pareces interesante.-dijo él, segundo disparo.
-Soy interesante.-dijo ella dando por terminada la conversación y comenzando a andar hacia un bar.

Caminó una calle, giro a la derecha, subió las escaleras y entro en el bar.
-Qué quiere tomar?-dijo el camarero
-Cinco chupitos de tequila- dijo ella mientras reía por cómo el camarero la estudiaba como futura clienta vip.
-Otros cinco para mí.-dijo una voz detrás de ella, y cuando se giró descubrió esa cara que tanto le gustaba mirándola a los ojos.
El camarero dispuso los diez vasos y sirvió el tequila, ella cogió el primer chupito y se lo acercóa la boca.
-No bebas aún, hay que brindar todavía.-le dijo él
-Y por qué se supone que tenemos que brindar?- le escupió casi. Él sonrió, aún no entendía que hacía alí con ella, simplemente le había resultado imposible no seguirle hasta el bar.
-Vamos a brindar por las noches como hoy, donde el polvo de la explosión de una estrella preciosa se junta y comienza a brillar de nuevo?-dijo sonriendo.
-No entiendo de que hablas, ero vale.-choco su vaso con el de él y se lo bebió de un trago.
-Hablo de que estás preciosa, y de esto.- dijo mientras se acercaba a ella. Un segundo después estaba invadiendo el espacio vital de su boca, jugando con su lengua al escondite con la de ella.