Supongo que por eso me reía tanto el día que la rescaté justo en la orilla del mar, porque el bañador se le caía y unas olas minúsculas hacían con ella lo que querían. Ella también se reía cuando la cogí del brazo, la llevé colgando hasta la arena seca y luego la dejé caer y sonó a pajarillo espachurrado.
Tenía dieciocho años pero se me olvidó el día que la invité a tomar algo y me miro directa a los ojos y me dijo "No tengo tiempo para tonterias, si sólo quieres sexo hay muchas tías en esta ciudad. Si quieres algo más a veces tengo tiempo", y yo sólo pude sonreír ante tanta determinación.
Y mucho más tocado me dejó cuando la primera vez que quedamos yo le pregunté si me besaba y ella me dijo que los besos que merecen la pena nunca se piden, tan tocado que al día siguiente era San Valentín y yo le grité desde la ventanilla que fuera a cenar conmigo. Y creo que me enamoré cuando ella dijo a gritos mientras entraba en clase "Vale, pero sólo si no es una cita, hay comida rápida y cada uno paga lo suyo".
5 comentarios:
Ü, me encanta, simplemente me encanta. Es de esas historias de amor especiales, que no son como las demás. Y por eso, son perfectas.
Un beso enorme
Es muy bonito. Eres una artista.
precioso, preciosa.
¿Por qué escribes tan bonito siempre?
Me encanta leerte, y me encantaría poder ponerme en contacto contigo :)
Y es que solo aquellas personas que saben lo que quieren, o al menos lo que no, terminan chocando, incluso sin querer, con su felicidad ;)
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