lunes, 9 de abril de 2012

Dijo que finales como el nuestro todavía no se habían escrito, pero fue la misma mierda literaria de siempre, yo aflojé la correa y el muy perro se piro con otra moviendo su cola.
La verdad es que es jodido echarlo de menos, es como si hubiera corrido un tupido velo este tiempo y ahora mismo sólo pudiera ver qué era yo, pero no qué era él, ni cómo me hacía sentir.
Recuerdo que como un perro te llenaba la cara de babas al besarte, y yo, estúpida de mi intentaba enseñarle a obedecerme castigándole y riñéndole, aunque en el fondo sentía una (con)pasión casi inhumana dentro.
Más de una vez, sabiéndome deseada pasee medio desnuda ante él, culo en pompa, pecho "pa" fuera, como otra perra más buscando guerra, pero a dos patas.
Lo malo de las palabras, dicen, es que se las lleva el viento y te quedas sin nada; pues bien, nosotros construimos nuestra historia en pantallas en blanco como esta, y hoy sólo nos quedan letras sueltas a las que, vete tu a saber si a propósito o sin él, no les encontramos el sentido ni esa pasión con la que queríamos inundarlo todo. 
Decir por último una gran lección que llevo aprendiendo meses, ahora que me ha dado por escribir historias más largas que el límite de palabras de una página de word.

"La pasión es momentánea, el amor es para siempre."

3 comentarios:

Noelia dijo...

Yo soy partidaria de que la pasión no se puede perder, y que tambiién existe para siempre, ya que si el amor así lo es, esta tambien tiene que ser, porque el amor sin pasión, locura y desenfreno no es nada..

SMSC dijo...

Que manera más intensa de describir algo, me encanta como lo haces Laura :)

Limon dijo...

Esta entrada se sale.
Quizas no es una definicion exacta de como me he sentido al leerla pero es lo primero que me ha venido a la cabeza.
bufff...gracias por escribir asi.
un beso=)